El cuerpo de Fanny fue encontrado en una bodega de polietileno en la colonia La Rivera, en Xicotepec. Recibió más de 40 puñaladas y golpes en la cabeza, lo que le provocó la muerte. Su postura final, con las manos sobre el rostro, indicaba un intento de defensa ante su agresor. Uno de los sospechosos huyó a Tamaulipas, mientras que los propietarios del inmueble habrían limpiado la escena del crimen para encubrir el asesinato, según denunciaron sus amigas.
Este 30 de marzo, en Puebla, un grupo de jóvenes encabezados por Vania, amiga de la víctima, protestó afuera de la Fiscalía General del Estado (FGE). Encendieron veladoras, colocaron flores y carteles con consignas como “Fany quería cantar y el sistema permitió que la callaran” y “justicia para Fany”. La joven soñaba con ser cantante de rap, pero su vida fue arrebatada violentamente.
Vania acusó a la Fiscalía de ocultar información y de no haber asegurado el lugar del crimen, lo que permitió que las evidencias fueran alteradas. “No vamos a permitir que su caso quede en el olvido como muchos otros. Fany no se suicidó, la mataron y exigimos justicia”, declaró.
En Xicotepec, amigos y familiares también salieron a las calles para exigir justicia. Marcharon hasta las instalaciones del Ministerio Público, las cuales encontraron cerradas, como ha ocurrido en otros casos de violencia de género en la región. Indignados, pintaron consignas en las paredes y dejaron carteles para exigir respuestas.
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Fuentes policiales confirmaron que el cuerpo de Fany presentaba signos de violencia física y, aparentemente, sexual. Sin embargo, la información oficial sigue siendo escasa, lo que ha incrementado la frustración de quienes exigen justicia.
Fany quedó huérfana durante la pandemia, por lo que sus amigos se convirtieron en su familia. Ahora, ellos lideran la lucha para que su feminicidio no quede impune.
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